-2004-05-10 -
Evasivas ha llegado al final.
Un abrazo y hasta siempre.
- lamaga lo soñó a las 01:00 -
111 evasivas voces - deja oír la tuya- |
-2004-05-07 -
"a una amapola
deja sus alas la mariposa,
como recuerdo"
(Basho)
"nos decimos palabras oscuras,
nos amamos como se aman amapola y memoria"
(Paul Celan en versión de Jose Ángel Valente)
Hace tiempo alguien me contó un truco para conservar las amapolas una vez cortadas y que no se muriesen al momento:
Parece ser que en vez de arrancarlas hay que cortarlas con unas tijeras y, en ese mismo instante, quemarles el extremo abierto del tallo y cerrárselo entre las yemas del dedo índice y pulgar para que no se les escape la salvia.
Yo nunca lo he probado por miedo a que el truco no funcione. Y es que a las amapolas las prefiero vivas y en el campo, aunque no mías.
Siempre he tenido debilidad por estas flores tan frágiles (tan inocentes) en apariencia y tan fuertes (tan peligrosas) por dentro. Por eso cuando escogí el título de Evasivas para mi bitácora, me pareció que una gran amapola; una flor de adormidera, sería una buena "imagen corporativa".
Al fin y al cabo nada mejor (o peor, según cómo se mire) que el opio para evadirse.
Ayer otro alguien me habló de cierto tipo de amapola, roja rojísima y grande grandísima, que al parecer es la flor nacional de Puerto Rico, y que sorprendentemente se llama: flor de maga.
Me encantan este tipo de casualidades.
Hoy me he comprado el broche de la foto para mi colección de amapolas, al que por cierto dan ganas de pasarle la lengua como a una piruleta. Creo que a ella también le gustaría.
Y para que no me digan que me salgo por evasivas, y por si alguno de ustedes se cruzara conmigo por casualidad, a partir de hoy ya les advierto que seré la de la amapola en la solapa.
También en la solapa.
- lamaga lo soñó a las 01:00 -
21 evasivas voces - deja oír la tuya- |
-2004-05-04 -
"Yo hago Literatura exactamente como si jugara al yoyó. Dado que la vida es atroz para mí de alguna manera he de pasar el tiempo, aunque, por otra parte, yo no sé jugar al yoyó".
(L. F. Celine)
Aritmética para dos
Mira que si ahora se me van a dar a mí bien las matemáticas....
yoyó + tutú = nosotrasnosotras
************
Autoretrato en miniatura de la niña yoyó
Tienta el salto, salta alto.
Danzo.
Llora el eco, llueve miedo.
Vuelo
Calle abajo al piso bajo.
Caigo.
Zumba el aire y zambra al hilo.
Giro.
Muerde el tiempo, muele el viento.
Tiemblo.
Sueña el nervio, sueña el sueño.
Duermo.
Pero
¿quién me para a mí?
************
El refugio del camaleón
Todos se presentaban porque las vacaciones y seguramente porque no saber qué hacer con tanta dosis sobrante de libertad. Los días de asueto por entonces todavía eran gratis y las vacaciones hilvanaban un trimestre con otro.
El tiempo era el hilo del hilván.
Yo me presenté para no ser otra vez distinta, o para definitivamente conseguir serlo del todo.
El concurso lo convocaba la Cocacola en la planta infantil de unos grandes almacenes de Madrid. En la primera fase de eliminación nos pidieron ejecutar algunas figuras obligatorias.
"Después cada uno podéis dar rienda suelta a vuestra pericia", dijeron.
Participé mirando al suelo, concentrada en olvidar que era gente lo que me rodeaba. Hasta entonces mis compañeros más fieles siempre habían sido los de mis juegos solitarios. Por un tiempo logré convencerme de que la cuerda giraba en la privacidad de mi habitación.Y puedo asegurar que aquel día giró como nunca antes lo había hecho.
Los mejores ejemplares eran los de la fanta y cocacola. Objetos de deseo precisamente porque no podían comprarse. Los había de dos clases: profesional y super. Tener un superyoyó te ascendía a categoría de líder por derecho propio.
Y aquello sí que era un verdadero motivo.
Concursé con el yoyó robado a uno de mis hermanos mayores y fui la participante más joven de mi tanda. Los finalistas eran merecedores de toda una colección de ejemplares de super, y yo sabía que conseguir esa colección podía adjudicarme el puesto de reina por un día; por mucho más de un día (al menos hasta que otro juguete de moda desbancase al yoyó).
Lo tenía difícil pero rocé el trono con las manos.
Asistí a la jornada de entrega de premios escondida en un rincón. Aquellos hombres iban desgranando entre bromas los nombres de los vencedores de cada tanda. Recuerdo que los niños subían al estrado a recoger su trofeo con cierta actitud entre el orgullo, la indiferencia impostada, y la timidez.
Oí como repetían aquel nombre tres veces, cada vez en tono más alto y más claro.
"¿Está?" miraron a todos lados. "Parece ser que no ha venido", terminaron por decir.
Yo no me moví del rincón, los pies no me responían, no fui capaz de abandonar el lugar que me mimetizaba y juro por dios que lo intenté.
Deseé poder salir de allí, hacerme visible, como nunca antes había deseado nada (como nunca después volvería a desear nada) porque en mi corta vida había oído un millón de llamadas al nombre que aquel día repitieron tres veces desde el estrado.
Las tres veces que yo me negué como Pedro a Jesucristo.
Y es que aquel nombre era el mío.
************
- lamaga lo soñó a las 01:00 -
20 evasivas voces - deja oír la tuya- |
-2004-04-29 -
Fue un bar de terraza y dos niñas y la ética y la estética setenteras.
Fue el aperitivo de los domingos y una botella de mirinda en dos vasos.
Fue la bolsa a repartir de patatas fritas (Risi).
Fue el guarda del parque del Oeste y fue su uniforme marrón y rojo.
(sí, ¿te acuerdas? los guardas de los parques aún llevaban uniforme como la policía montada del Canadá).
Fue la ruta trazada a tiza sobre el cemento y el toque mágico en el metal.
Fue la uña diestra del dedo índice de la siniestra. (sólo un dedo)
y la sangre en el labio díscolo que anuncia la salida
(lo sabes, aún hoy me lo sigo mordiendo).
Fue la recta no tan recta como todas las rectas.
y la doble curva peligrosa junto a los pies del hombre que barre las hojas,
Fue la risa del barquillero, y el gallego que vende piñones
y un clavo romo para abrirlos.
Fueron los horizontes lejanos y la meta tan cercana.
Fue la foto del héroe de la montaña y el relleno de cera líquida.
Y el chaparrón inesperado y el cucurucho de las chufas.
Y fue el derrapar con efecto (con demasiado efecto, me temo).
Fueron las dos,
sólo las dos.
(conoces las fotos de las niñas que fuimos)
la niña tímida y la dicharachera.
Pero hoy, que ya sólo es el envés pulido en la rueda del afilador
y la ética y la estética de un nuevo siglo.
Hoy, que es el chasquido del abrebotellas en el vacío
y es el tiempo que se desliza entre los dedos,
como agua o arena.
Hoy es por fin tanta memoria compartida.
Y ellas, las dos (la adulta tímida y la dicharachera)
podrían ser aún hoy, supongo, todavía rivales.
Podrían serlo, sin duda, si jugasen de rodillas.
Podrían serlo (porque todos podemos serlo)
pero de competir ahora, seguro,
sólo lo harían en una carrera de chapas.
(¿ Me das la revancha, hermana?)
- lamaga lo soñó a las 01:00 -
13 evasivas voces - deja oír la tuya- |
-2004-04-27 -
Cada vez que lo lanza
cae, justo,
en el centro del mundo.
(Octavio Paz : Niño y trompo)
-¿Eres una niña o una peonza? --dijo la oveja mientras se armaba con otro par de agujas. --Vas a marearme si sigues dando tantas vueltas por ahí. --Pero ya antes de terminar de hablar estaba tejiendo con catorce pares de agujas a la vez y Alicia no pudo controlar su curiosidad y su asombro.
(Lewis Carrol: Alicia a través del espejo.)
¡Oh, claro, claro, claro!
Se da trato de cuerda,
que es lo infantil, y el trompo
de música resuena...
(Antonio Machado: Recuerdos de sueño, fiebre y duermevela)
Quien siempre falta y peca
jugando a la pelota y a la chueca,
a la argolla, peonza u otros juegos,
ni por convite alguno, ni por ruegos
quiere entrar en un público partido
donde conoce quedará perdido.
(Samaniego:Versión parafrástica del «Arte poética» de Horacio)
Si pirámide andante, vete a Egipto;
si peonza al revés, trae sobrescrito;
si pan de azúcar, en Motril te encajo
(Francisco de Quevedo: Parnaso español)
Como el trompo gira impulsado por la cuerda retorcida
con el que los niños en gran corro juegan por los patios vacíos
y practican atentos su juego: él va trazando círculos 380
al golpe de la cuerda; pasmados miran desde lo alto
los grupos de niños ante el boj volandero;
(Virgilio: La Eneida, capítulo VII)
*********************
Sin embargo yo he de reconocer que en este terreno me moví con cierta torpeza y sólo fui capaz de hacer bailar la peonza del revés. "Como las niñas" decían ellos. Y yo me iba mordiéndome la rabia, más por no haber sabido contestar al agravio, que por el agravio en sí mismo.
Y desde aquella en ésas estoy, buscando trompos entre las vueltas de la literatura, y bailando del revés.
Como una niña.
*********************
Por cierto, que hablando de vueltas, él ha vuelto, y eso sí que es una buena noticia.
*********************
Una vez más esta historia seguirá girando y girando por aquí. Y a ver quien es el listo que se atreve a pararla.
- lamaga lo soñó a las 01:00 -
28 evasivas voces - deja oír la tuya- |
-2004-04-22 -
Siguiendo con eso de las manzanas y las tentaciones que tanto preocupan a Jose, en uno de los Nueve cuentos que componen el libro de J. D. Salinger, Teddy, un niño genio de diez años, le explica a un adulto que la manzana que comió Adán en el paraíso lo único que contenía era "lógica y demás cosas intelectuales". "El problema es que la gente no quiere ver las cosas como realmente son" , para verlas hay que vomitar toda la lógica. La gente se empeña incluso en "nacer y morir a cada rato". Teddy nunca ha visto "una banda semejante de comedores de manzanas".
Pues bien, adhiriéndome a esta propuesta de Jaio para celebrar el día del libro, yo estoy dispuesta a transformar los Nueve cuentos (uno de mis libros imprescindibles) en objeto de tentación y para ello lo perderé esta misma tarde-noche en las escaleras del Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Espero que la persona que lo encuentre esté dispuesta a deshacerse al menos de un poco de lógica y a caer en las palabras de Salinger como en la más perversa de las tentaciones.
Y para completar este homenaje al libro, participaré, por una vez y sin que sirva de precedente, en un meme interbitácoras(vía Otis, Jueves y Pedro Jorge).
Es muy simple:
1) Se pilla el libro más cercano.
2) Se abre por la página 23.
3) Se busca la quinta frase.
4) Y se pone en tu bitácora junto con estas instrucciones.
Aquí está la frase:
"Entran en un pozo que está lleno de plátanos"
Por supuesto pertenece a Nueve cuentos de J.D. Salinger. Ya les dije que mejor dejar de lado toda lógica.
Suerte en la búsqueda, feliz día del libro, y permítanse por un día morder la manzana.
¿A que hay ganas?
- lamaga lo soñó a las 01:00 -
25 evasivas voces - deja oír la tuya- |
-2004-04-20 -
"Se escribe para distraer la tentación de la nada"
(Leonardo Sciacia)
Que digo yo que, llamándome Eva, a ver dónde está la serpiente que me tiente a mí.
Y mira que estoy yo deseando caer, oye.
Eeoo, eeoo ¿Hay alguien ahí?
Pues sí que empieza a ser aburrido este paraíso.
- lamaga lo soñó a las 01:00 -
24 evasivas voces - deja oír la tuya- |
-2004-04-18 -
"Un exceso de infancia es un germen de poema"
(Gastón Bachelard: Poética de la ensoñación)
Si quieres ser niño, sé fuerte. Alto
en centímetros de sombra. Frágil
al nadar sin hacer pie. Y rehecho
el agujero en el bolsillo, muerde
hasta la sangre las canicas. Si seca o
no la tierra en tus rodillas, compite
(esas cosas pasan, siempre conocimos el juego)
contra lo sueños perdidos. Olvida sin embargo
las reglas, las rifas, al capitán. Recuerda
sólo las raíces no las zancadillas. Si caes
como debes, donde no debes, harás gua.
Gua.
- lamaga lo soñó a las 01:00 -
20 evasivas voces - deja oír la tuya- |
-2004-04-16 -
" Antes que contar las sílabas, los poetas tienen que contar lo que pasa"
( Gloria Fuertes)
Nunca pasa nada si todo pasa:
El tiempo pasa.
El amor pasa.
La uva pasa.
La ciruela pasa.
Todo es una pasada,
piensa el estudiante mientras repasa,
incluso el saber es-pasa.
Ya nos lo dijo el poeta al pasar:
que todo pasa y todo queda,
que pasa la vida pasa callada,
y que hasta pasarán más de mil años.
Muchos más.
Pero, si al final siempre pasa lo que pasa,
(y al pasar ya somos pasado)
¿por qué pasarnos la vida preguntando
qué es lo que pasa?
- lamaga lo soñó a las 01:00 -
22 evasivas voces - deja oír la tuya- |
-2004-04-13 -
"Sólo hay sombra bajo esta roca roja".
(T.S. Eliot)
"Ni sombra hay ya bajo esta flor roja"
(eva-lamaga)
Para A.
Lo que dijeron las sombras a sus alter ego la noche en que se les dio la voz:
La sombra del bailarín de claqué dijo: "Un pisotón más y te abandono".
La sombra de la amapola no pudo evitar sentir una punzada de celos: "A tu lado soy tan pálida".
Su invisible sombra le advirtió al Príncipe de las tinieblas: "Aunque no lo creas existe el sol, luego yo existo".
La sombra casi niña del joven gondolero, antes de desaparecer entre las ondas, exclamó: "Has clavado un remo en mi corazón de agua".
La sombra de la noria masculló intentando contener las náuseas: "¡Eh, que en tierra también nos mareamos!".
El grito de la sombra del tahúr sonó a desesperado entre vapores de tabaco y alcohol: "Por favor, escóndeme en tu manga".
La sombra de la voluble llama de la vela emitió un sabio consejo desde la sensualidad de su danza en la pared: "Si te parases un sólo segundo a mirarme, podríamos por fin conocernos".
Lo mismo que elevó su queja la sombra del reptil: "Me estás despellejando, necesito aprender a volar".
La sombra del aprendiz de funambulista, con los ojos humedecidos, murmuró: "Cada vez te siento más lejos". Pero él, allá arriba, no pudo oírla.
Las sombras de Dorothy, El Espantapájaros, El León Cobarde, y El hombre de Lata; todos a una, reivindicaron: "Nos sienta tan mal el amarillo..."
La sombra de Peter Pan, al no hallarlo, le dejó un mensaje en la puerta de la nevera que decía: "Deja de jugar conmigo al escondite inglés, lo que yo necesito es un encuentro contigo a la francesa".
La solitaria sombra de la niña solitaria, tomándola de la mano, preguntó: "¿Juegas conmigo?
Y por fin, la triste sombra del poeta, que antes de cerrar los ojos sólo fue capaz de escribir: "Tengo frío".
- lamaga lo soñó a las 01:00 -
37 evasivas voces - deja oír la tuya- |
-2004-04-08 -
No; la lluvia no te moja:
te resbala...
La lluvia que ha mojado tus cabellos
no ha mojado tu cuerpo ni tu cara.
(Ángel González: Palabra sobre palabra)
Balada del indio y la lluvia
Una noche, hace ya más de quince años, cené con Atahualpa Yupanqui en un casi invisible local de la Ciudad del orballo y la piedra. Él era ya octogenario, yo apenas había alcanzado la veintena. Durante la velada el indio Atahualpa me contó su finca de los Cerros Colorados; me hizo mirar a través de la nube de polvo levantada al galope de una manada de caballos; pude oír el estallido de las chispas surgidas del percutir de sus espuelas contra el pedregal. Al llegar a los postres me cantó bajito La zamba del grillo.
Como ese grillo del campo que solitario cantaba...
así perdida en la noche también era un grillo, vidala y zamba...
así perdida en la noche se va mi zamba, palomitay.
Aquella noche, y por unas horas, su voz pausada, su poética, y su sabiduría, fueron mías. Apenas abrí la boca. Sólo quería poder seguir escuchando y no recuerdo haber esbozado más de media docena de preguntas. Temía romper un sueño. Lo demás fue su voz.
Cuando salimos a la calle llovía menudo, cómo sólo llueve en el Santiago de este lado del mar, tan lejos de ese otro Santiago suyo del Estero. Él escogió regresar dando un paseo hasta el hotel. Caminamos del brazo en silencio, dejándonos enredar en la lluvia, hasta que el viejo Yupanqui volvió a cantar.
Criollita santiagueña
Morena linda
Por ti cantan los changos
Sus vidalitas...
Hoy he recordado aquella noche; el paseo bajo el agua; su voz.
Al despedirnos me dijo "Hágame un favor, morena linda, siga mirando con los ojos tan abiertos".
A veces la memoria me hace bellos regalos.
Creo que necesito volver a Santiago.
********************
El mundo a través del cristal de la pecera.
Me gusta mirar a través de los ojos de Tim Burton. Aunque a veces no me encajen del todo los cristales del caleidoscopio; o puede que por eso mismo me guste tanto su universo no del todo ordenado.
Me perdí, voluntariamente, El planeta de los simios. Es la única de sus obras que no he visto.
Ayer vi Big fish.
Salí del cine agradeciendo que, en una película que necesita del agua lo mismo que la semilla para germinar, no lloviera nunca. Es muy de Tim Burton no echar mano de recursos faciloides . Yo que por el contrario suelo abusar de ellos, lo único que atino a decir es que volví a casa lavada por dentro.
Fue una buena noche: brindé con vino tinto dulce y me acosté pensando que todo se puede contar si se cuenta bien.
Esta mañana amaneció lloviendo
***************
Danza del agua
Si no lloviera, dijo.
Si se nos secara hasta la voz,
te calzaría las botas blancas de agua
y abriríamos el baile
de llamada a las Perseidas.
Por si tardaran,
me atarás un cordel en el dedo
contra el olvido.
Y en la espera puedes, niña,
trazar un cometa en la charca de arena
con el pincel de tu pie.
¿No me crees?
Piensa,
si pueden llover estrellas
¿qué no podrá caer del cielo?
*****************
Intertextualidad caída del cielo
Siempre que llueve pierdo el paraguas.
Siempre que pierdo el paraguas llueve y no me atrevo a salir sin él.
Y cuando me quedo en casa recuerdo que me encanta caminar sin paraguas bajo la lluvia, pero entonces, nunca llueve.
(Esta entrada está intertextualizada, o simplemente plagiada de la manera más vil, de esta otra historia enfrascada por alexqk.)
********************
Epílogo en el humedal
Y es que ya lo dijeron ellos:
Hay una lagrima en el fondo del río
de los desesperados,
Adán y Eva no se adaptan al frío
llueve sobre mojado.
Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
ya no sabe a pecado,
bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
llueve sobre mojado.
(Fito Paez y Sabina antes de desenterrar el hacha de guerra)
Y mientras tanto yo aquí, intentando evitar que la lluvia me empañe la mirada.
- lamaga lo soñó a las 01:00 -
17 evasivas voces - deja oír la tuya- |
-2004-04-05 -
Querido anónimo:
Escribo para los niños que, con los calcetines comidos en los zapatos, corren a retomar el libro abandonado el día anterior. Escribo para los niños que a la vuelta del colegio leen mientras se llevan a la boca una manzana. Escribo para todos los que muerden la manzana.
Cuando escribo, yo también muerdo con rabia las palabras que me leo; lo mismo que Adán habría mordido la manzana de la bruja del cuento que los niños leen.
Las monjas del colegio, del que yo salía con los calcetines comidos en los zapatos, decían que los días como el que acaba de pasar son domingo de ramos. Pero ahora sólo es la noche y la literatura. Si entreabriese la puerta y durante unos segundos contuviera el aliento, podría escuchar algunos rumores levísimos como caricias a contrapelo; una teja se hace añicos contra el sueño húmedo del gato en el tragaluz; la percusión del grifo de agua caliente que gotea.
El silencio y la oscuridad me marcan el ritmo. Si supiera escuchar mejor podría escribir un cuento.
Una noche como ésta, en una buhardilla de Praga, Kafka escribía sobre el hombre que amanecería cucaracha. En Nueva York, Dorothy Parker emprendía la disección de algún conocido frente a la mesa del Hotel Algoquin. En París, Marcel Proust leía en su habitación forrada de corcho. Hoy yo no puedo leer y por eso te escribo. Porque esta noche no sé leer ni escribir un cuento; ni diseccionar tampoco sé: diseccionar, para no destruir, debería ser lo tuyo.
Me gustaría tanto que supieras de qué estoy hablando...
Somos funambulistas, avanzamos sobre el alambre. El crítico no es aquél que escupe un insulto sin firma y que duele como un disparo en el alma. El que no firma no sabe muy bien lo que es una crítica, por eso quizá los insultos, pienso, para intentar hacernos perder el equilibrio. Y yo tampoco sé muy bien lo que quiero decir en esta carta. De hecho, creo que lo único importante es precisamente lo que no voy a decir, el runrún invisible que planea sobre estas líneas. Por eso me gustaría tanto que pudieras entenderme; tanto como me gustaría que empuñases la crítica para diseccionar publicamente los quistes de mi escritura; casi tanto como me emocinaría que firmaras después de sacar cada uno de mis errores a la luz.
Si yo fuera más valiente o más cobarde, no sé; en cualquier caso si fuera otra cosa distinta de lo que soy, sería Virginia Woolf y las piedras en los bolsillos y el río Rodwell. Sería Alfonsina Storni y el esperar por la marea. Sería Sylvia Plath y el suspiro antes de abrir la puerta del horno. Sería el último brindis de Malcon Lowry y Ernest Hemingway. Sería el hueco de la escalera en la casa familiar de Primo Levi. Sería los instantes finales de todos los que decidieron no ser más.
Pero eso sería si yo fuera más valiente o más cobarde, y no lo soy.
No firmar, escoger la nada como seudónimo, también es suicidarse un poco, decidir no ser para poder decir. Pero ellos, cada uno de los que antes he nombrado, decidieron saltarse el último obstáculo después de escribir, con palabras certeras como dardos, todo lo que querían decir y firmarlo. Para ellos dejar de ser fue un apeadero, nunca un escondite.
Creo no equivocarme si digo que tú escoges no ser como provocación. Como Mishima después del fracaso. Pero si escarbamos un poco en el lugar de donde pueda partir la trayectoria de tus balas, sólo consigues convocar a la piedad. La piedad no es un sentimiento demasiado honesto. No, definitivamente no lo es. Si yo fuera más valiente o más cobarde, nunca llegaría a ser la herida en el vientre y las cámaras de televisión. Nunca sería el hara kiri exhibicionista y aleccionador de Yukio Mishima. Eso no.
Cioran abogaba por impartir la asignatura del suicidio en las escuelas como vía para no cometerlo. Yo escribo precisamente para huir del no ser, para no perder pie en el alambre, para intentar conservar lo poco que he aprendido, para no dejar atrás a la niña de los calcetines comidos, para confundir el camino a la muerte. Escribo, porque aún intento atrapar con palabras el arrebato callado de esta noche: este silencio que, si alargo un poco la mano, podría alcanzar y morder como una manzana.
Y ahora que estoy llegando al final de esta carta, me permito tomar unas palabras de Dylan Thomas (otro de los que escogieron valientemente la senda de no ser más) para decirte:
"La mano que firmó el papel derribó una ciudad...
una mano gobierna la piedad como otra el cielo;
lágrimas por derramar, ninguna mano tiene"
El padre de Yukio Mishima, al enterarse del suicidio de su hijo por televisión, sólo dijo: qué lata.
Qué lata que, por tú saber tanto de mí y yo nada de ti, nuestra relación derive en un conflicto tan absurdo como un intentar ser contra un querer no ser; tan pueril como un apócrifo contra una rúbrica.
Por eso yo, esta noche silenciosa de primavera, te dejo la mía. Aquí tienes mi firma:
De verdad yo también espero poder alguna vez leer tu nombre. Quizá un día de éstos.
- lamaga lo soñó a las 01:00 -
42 evasivas voces - deja oír la tuya- |
-2004-04-01 -
Imagina lo que representa querer ser escritor y sentir la vocación en todas las fibras del cuerpo, y, sin embargo, fracasar siempre.
(Ernest Hemingway. "París era una fiesta")
Imagina lo mucho que duele sentir que no puedes hacerlo, cuando, como el viejo Bartleby, preferirías poder decir que preferirías no hacerlo.
- lamaga lo soñó a las 01:00 -
0 evasivas voces - deja oír la tuya- |
-2004-03-30 -
Los días de mi infancia fueron un gran folio en blanco. Al menos así los recuerdo: abiertos a que me deslizase por ellos, esbozando a mi paso todo aquello que pudiera desear.
Pero fueron cambiando mis días.
Ahora tengo días escritos en braille, difíciles de entender si no es al tacto.
Días paréntesis que podrían eliminarse sin alterar demasiado el sentido de la frase/vida.
Tengo días exclamación, días puntos suspensivos, días elipsis...
Tengo días entrecomillados, días cita, como si los hubiera escrito/vivido otro.
Tengo también algún día desbocado, algo ácrata, ajeno a la tiranía de cualquier signo de puntuación.
Hay veces, incluso, en que al llegar la noche, desearía que ese día a fundir en negro hubiese sido redactado con tinta simpática, de la que desaparece si se espera un rato.
Por el contrario hay días discretísimos, de caligrafía trazada al parecer con jugo de limón, y cuyo significado sólo nos será revelado pasado un tiempo, y al tímido calor de una llama.
Sin embargo, no hay duda de que mis días favoritos son aquellos que acechan entre signos de interrogación, los días no del todo fáciles de descifrar.
Afortunadamente, estos últimos aún abundan en mi calendario. Aunque a veces me atenace el temor de que puedan convertirse, a corto plazo, en una especie a extinguir.
Y en caso de que algo así llegara a suceder; sin días pregunta, me pregunto: ¿qué será de mis días?
- lamaga lo soñó a las 01:00 -
16 evasivas voces - deja oír la tuya- |
-2004-03-26 -
A veces hay páginas que se pasan solas, sin necesidad de humedecerse el índice para ayudarlas.
De esa misma forma han avanzado las últimas 365 hojas de mi calendario personal , como si sobre ellas no hubiese soplado más que una brisa impalpable.
Hace justo un año, inmersa en un momento difícil, escribí la primera entrada de estas evasivas como inicio de la ruta que esperaba me condujese hacia alguna, aún desconocida, válvula de escape (de ahí el nombre de la bitácora).
Desde aquel día algunas cosas no han cambiado demasiado en mi vida, al menos no aparentemente, incluso puedo decir que hoy me veo reflejada en un momento espejo de aquel otro 26 de marzo de hace un año.
Sin embargo no puedo quejarme del balance. He tenido unos cuantos momentos sublimes, algunos buenos momentos, y momentos algo peores, en general aquéllos que han coincidido con los silencios de Evasivas; con las páginas arrancadas con cierta rabia al calendario. Nunca he explicado esos silencios. Sé que este lugar, entre otros muchos defectos, peca de moroso. Me cuesta escribir sobre mí, al menos directamente, y muchas, muchísimas veces, pienso que debería dar más de lo que doy, algo más concreto, rebajar el nivel de abstracción de las historias, aunque también sé que mi pudor me impedirá hacerlo, y que seguiré siendo deudora (evasiva). Confío en que los que me leéis volváis a perdonarme.
En inglés hay una palabra, Serendipity, que significa " La facultad de realizar hallazgos inesperados y felices por puro azar". Pues bien, esa es la voz que mejor describiría lo que para mí ha significado esta bitácora en su primer año (no he sido capaz de encontrar una entrada mejor en castellano).
Serendipity... No me negaréis que los diccionarios (incluso el Oxford) no alojan verdaderas obras de arte.
Y si tuviera que elegir entre todos esos regalos sorpresa que he ido hallando entre estas páginas, sin dudarlo me quedaría con el de cada nueva amistad (y reencuentro, también ha habido algún reencuentro). LLegado este momento supongo que debería nombraros por orden de aparición, o alfabético incluso, pero no voy a hacerlo. Todos sabéis quiénes sois y lo que significáis para mí. Cada uno lográis hacerme sentir un poquito más afortunada.
Ahora tomad vuestra porción de tarta de amapolas, hay para todos, creo (espero que el reparto de ciberdulce de adormidera no esté penado como tráfico de estupefacientes). Mientras tanto yo iré colgando un nuevo calendario de páginas finísimas, como élitros, susceptibles de ser pasadas por el viento.
Este año de palabras evasivas ha sido vuestro.
Gracias a todos por ser la brisa.
- lamaga lo soñó a las 01:00 -
47 evasivas voces - deja oír la tuya- |
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